domingo, 15 de noviembre de 2015

Mapas de afectos, de conocimiento, de intereses


Mapas de afectos, mapas de conocimiento, mapas de intereses

Pienso que es muy humano -y quizá muy animal, muy supervivencia- que la muerte nos duela -y lo bueno nos alegre- más por cercanía -aunque nuestro mapa no coincida con los de la "prensa"-: Si todas las muertes nos dolieran como las de quienes amamos, quienes queremos, no podríamos sobrevivir a la primera mañana consciente de la muerte.
Sentimos más nuestras las pérdidas de lo que queremos, de lo que admiramos, de lo que conocemos o con lo que más compartimos. Más amenaza a la que se dirige contra lo que más queremos, más admiramos, más conocemos o con lo que más compartimos.
No lo defiendo. Sólo constato un hecho -al menos, mi hecho-.


lunes, 12 de octubre de 2015

De la fiesta del 12 de octubre

De la fiesta del 12 de octubre
(es probable que políticamente incorrecto)

Soy española.
Ni orgullo ni vergüenza en ello.
No hice méritos.
Ni concurso ni oposición -ni ninguna otra prueba de acceso-.
Me parieron aquí -difícil cualquier otra opción, una vez que mi abuelo decidió no firmar el permiso para que mi padre entonces menor de edad a los 20 pudiera conseguir un pasaporte con el que aceptar un contrato de trabajo en Alemania: "hijo, para trabajar no hace falta irse tan lejos"-.
En lo que se refiere al pasado de este país: Como en toda historia, en cualquier vida, mucho de todo: bueno, malo, original, interesante y sobre todo vulgar, anodino. Como mujer, además, tengo poco respeto a las tradiciones -pocas no nos marginan, casi ninguna nos incluye-.
En lo que se refiere a la esquilmación histórica de otros territorios: Juzgar desde hoy me parece injusto y petulante -además, desde aquí se sigue esquilmando-. (Aún así, desde mi lego análisis, no llevamos nada que no tuviéramos, que no sufriéramos. Yo no estaba, y mis ancestros eran tan pobres y sufrían la misma explotación que sufrieron allende los mares. )

Me avergüenzo, eso sí, del hoy de este país, pero también del de todo este mundo en el que vivo: Tanto saber almacenado para que la mediocridad campe recompensada a sus anchas.Tantos medios para estar más aislados muchas veces que lo que lo estaban antes. Tanta hermandad -organizada y de las otras- para que la crueldad triunfe, para que la solidaridad sea sólo un lema. Tanta tecnología para perder vida, tiempo, derechos. Tanto conocimiento para comprar a crédito motos que rechazaron nuestros abuelos.

Así que, -sigo entendiendo que para los seres humanos es importante la pertenencia a grupos- para quién lo celebre por aquí, feliz día de la fiesta nacional de España, y para quiénes -como mucha gente que conocí allí, y en buena proporción descendientes de indígenas de lo que se conoce como Iberoamérica- lo celebre hoy por ejemplo en EEUU para levantar la cabeza como diferente no inferior, feliz día de la Hispanidad.
Para quién no, al menos no hay que madrugar -quienes, no tantos, tenemos trabajo, y "regular", de los de respetar las fiestas-.
Para todas las personas que reconocen en el castellano, en el español su patria -la lengua, eso que nos construye, que construye nuestro pensamiento, nuestro espacio-, feliz día en común.
Y si se trata de celebrar el día de la raza -que me disculpen los muy animalistas por especista-, feliz día de la raza humana, que éste sea nuestro mejor día, nuestro mejor año, hasta el siguiente.

miércoles, 12 de agosto de 2015

A pesar de Sin palabras

A pesar de "Sin palabras. Porque todas las del mundo son inútiles ya."

A pesar de que había dicho "Sin palabras. Porque todas las del mundo son inútiles ya.".

"Estamos en guerra", "No somos vuestras", "A la mierda hostia ya", "Hoy me avergüenzo más de ser hombre", "No lo soporto... algo hay que hacer", "La rabia no me deja pensar" ... frases que aparecen ahora una detrás de otra en la página de inicio de mi facebook. Fbamistades -algunas y algunos del mundo de "tocarse" también- que claman a la tierra, a las y los terrestres -somos muy mayores para pedir deseos a las Perseidas-.

Porque esta mañana mataron a una mujer en la calle, y esta tarde se encontraron los cadáveres de otras dos mujeres asesinadas. En el primer caso detuvieron en el acto a su asesino, su expareja. En el segundo suponemos que el asesino fue la expareja de una de ellas.

Porque esta mañana alguna agencia escribía "Ha muerto una mujer en la calle", y nos preguntábamos si morir a manos de un asesino conocido es lo mismo que que te caiga una teja o te mate una enfermedad o te atropelle un tren que descarrila.

Porque en algun momento desde la desaparición de las dos aparecidas asesinadas esta tarde todas y todos nos hemos preguntado porqué fueron ellas dos solas, sin más protección.

Porque este año van 104 -o más de 50, o cerca de 30, y eso no incluye a las que se matan o se dejan morir empujadas por esos que dijeron amarlas, ni a las que mueren a manos de sus "clientes" o de parejas circunstanciales o ...- mujeres muertas a manos de eso que no existe, de eso que nos inventamos, de esa violencia de género que se ejerce de arriba abajo desde que nos paren -desde que nos conciben, en realidad- hasta que nos entierran.

Porque cuando una mujer abre un hastagg, una etiqueta en twitter para comentar los abusos más o menos graves, las pequeñas o grandes o muy grandes violencias que todas hemos sufrido alguna vez en nuestra vida se llena de comentarios sobre el odio a los hombres y la exageración con la que nos expresamos, cuando no las (nos) llaman directamente "mentirosas".

Porque esto no mejora. Las adolescentes aceptan más el status quo que lo que se hacía antes. Las jóvenes forman grupos "el feminismo no es necesario".

Porque seguimos aceptando modelos de relación que nos dejan en situación de indefensión.

Porque es verdad que no todos los hombres ejercen esa violencia contra las mujeres -hay compañeros de camino, conscientes de su educación y su situación de privilegio en el sistema-, pero el sistema la ejerce con todas sus armas.

Porque nuestro cuerpo sigue siendo su -de ellos- campo de honor, su campo de batalla, su posesión, su campo de "sesudas" y "morales" decisiones, su campo de juegos.

Porque no damos para el luto, para el cabreo, para el dolor, para nada.

viernes, 9 de enero de 2015

Con la boca y las vísceras llenas de libertad de expresión



Con la boca y las vísceras llenas de libertad de expresión nos pilla la imputación de Facu Díaz, de La tuerka.

El humor -aunque no sólo a éste se debería referir dicha libertad- para funcionar, ha de, como mínimo, escocer a alguien. Mucho mejor si es hacia arriba, a quienes detentan poder. Las personas adultas deberíamos, opino, aguantar el tirón, reírnos si es posible -sobre todo si lo haríamos si el objeto fuera otro-, y si nos llega devolverla.

(Aunque palabras e imágenes puedan llegar a herir más que golpes, en el terreno de lo público no podemos poner límites a la libertad de expresión. Y considero que digo bien NO podemos, porque los límites de cada cual son diferentes, y si prohibimos lo que molesta, no tiene calidad, no hace gracia, es grosero... para un grupo -por numeroso que sea- ¿no deberíamos hacerlo con lo que lo es para cualquiera?)